Déjate llevar por la profundidad de la noche, mira como el cielo desnuda su pecho regalándote tanta inmensidad, a mil estaciones de infinitos versos, que el frío penetre en tus huesos hasta hacerte tiritar, pero el pensamiento te deja ingrávido, te empuja como a una hoja de otoño.
Desagradecido, los recuerdos manan, se estrechan en tu sien, y llega a punzarte el cerebro, ¿cómo puede la estrella que tanta luz te ha dado ocultarse bajo la lluvia?.
Dura demasiado la tormenta, y mi corazón se estremece, muere en cada respiro, porque ella no está, se ha ido, sin sabor mis labios no sienten los besos, aquí te amo, y aquí muero porque mi carne era su carne.
Se acerca la neblina oscura y quiere llevarme, siento los pasos de la tristeza, ya no me queda nada, se ha ido, estoy desnudo entre el frió glacial de esta cordillera. Miro la nubes, que pálidas me han arrebatado sus besos, aquí te amo, mientras el silencio dibuja con su lengua el espacio, y salto, invado su mundo para robarle una última mirada, un último beso.
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