11 oct 2010

Porque todos somos ignorantes creemos en la pulcra forma del olvido, cuando viajas algo te impacta, es como una marca que te impulsa al recuerdo, y cuando solo somos historia, no sabemos más de nosotros mismos que retrocediendo las páginas de un libro, mirar en las vivencias, en las emociones que quedaron en el habitat más superficial, la que vive en la orilla, ella nos asimos como recurso de gloria, y en la propiedad de ser multihombres afincamos nuestra realidad, nuestra conciencia, hasta lograr colocarle un vestido.



¿Somos como un sueño que no atisbamos a sentir irreal, porque en él se mueve nuestros mundos? y cuando pensamos o cuando sentimos, cuando incluso caminamos revivimos los impactos de la primeras páginas de nuestro libro, ¿eso somos? seres colgados de la esfinge? y creemos resumir al mundo, a su historia en un recuerdo fugaz, una efímera anotación, quizás seres engullidos por las olas de Poseidón, y sin alguna posibilidad de retornar a la ansiada Ítaca.

Somos la panacea del demiurgo, y en la búsqueda de la razón hemos perdido el camino, de vuelta a ningún sitio, nunca volviste a Ítaca, tu sueño te alimenta, en el Hades habita tu casa y nunca saliste de ella.

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